Cap. 1 (All my Life)

Marianne estaba sentada en una de las mesas internas del local. No llevaba más de diez minutos esperando, y aun no ordenaba nada. Lo esperaba a él, que había prometido reunirse con ella ese día, aunque no sabía que era para despedirse.

Eran amigos desde que tenía memoria, fueron a la misma escuela hasta la secundaria y les gustaba la misma música. Ya habían pasado cinco minutos más, y aun no aparecía. Marianne hecho una mirada al viejo café. Las despintadas paredes de un tono azul sucio, las grandes ventanas con las letras amarillas que ahora se leían al revés, la vieja rockola, donde solían escuchar a Elvis, Chuck Berry y Buddy Holly cuando iban allí, las mismas mesas con los asientos desgastados en los que muchas veces se mofaban de los compañeros de clase que se sentaban al otro lado de la calle. Nada había cambiado, todo seguía igual, solo que mas gastado por el pasar del tiempo. En eso, una señora regordeta llego a la mesa.

- ¿Vas a pedir algo?- pregunto algo fastidiada.

- Aun no, gracias.- respondió Marianne. La señora se alejo de la mesa y Marianne suspiro, mientras empezaba a recordar.

Flashback.

Paul estaba tocando guitarra frente en el pórtico. Ese día había decidido faltar nuevamente a la escuela, esta vez, porque tenía dolor de cabeza, o eso era lo que él le había dicho a Jim. Marianne llego junto con Anna a su casa, frente a la residencia de los McCartney.

- Hola…- saludo sin despegar la vista de su guitarra.

- Hola Paulie… ella es Anna.- respondió Marianne. Anna, algo tímida, lo saludo y el levanto su vista.

- Mucho gusto.- Anna sonrió levemente. – Marie… Ayer en el festival conocí a un chico, John Lennon. Vive cerca a Penny Lane.-

Anna al escuchar el nombre de Lennon, se sonrojo levemente.

- Si, lo he visto varias veces cerca a Strawberry Fields.- respondió Marianne mirando a Anna, que seguía sonrojada.

- Bueno, él tiene una banda, y me invito a esta.- dijo Paul algo emocionado. Marianne sonrió al escuchar eso. – Tendremos que ensayar seguido y le ayudare con la guitarra, ya que no es muy bueno.- dijo mientras volvía la vista a su guitarra. Marianne se sintió incomoda y no sabía por qué.

- Me alegra mucho Paulie.- dijo dejando de sonreír, pero Paul no lo noto.

- Marie, tenemos tarea…- dijo Anna en voz baja.

- Nos vemos más tarde.- dijo Paul despidiendo a las chicas y ellas caminaron los pocos pasos que separaban la casa de los McCartney de la de los Dashwood.

Fin del Flashback. 

- Tienes que pedir algo o dejas la mesa, hay clientes esperando.- dijo la señora que había regresado a la mesa. Marianne suspiro.

- Un café con galletas de vainilla.- ordeno y la señora fue por el pedido, algo fastidiada. No quería comer mucho, ya que iría a cenar con Paul, o ese era el plan. Miro al viejo reloj de la pared que limitaba la cocina con el local. Habían pasado veinte minutos desde que ella llego al café. - No me hagas esto McCartney…- pensó mientras se cubría el rostro con ambas manos. Desde que entro a The Quarrymen, se había alejado de ella. Fue después de ese momento que ella se dio cuenta de lo que sentía por Paul McCartney, y siempre intento seguir cerca de él, pero Paul prefería estar con la banda que salir a caminar o tocar guitarra con ella.

Aun recordaba la primera presentación de Paul con su nueva banda. Y no porque hubiera sido algo maravilloso, bueno, tal vez lo fue en la historia, pero no para ella. Ese día Paul olvido su cumpleaños, y trato de arreglar el error después, pero volvió a olvidarse de sus citas con Marianne, solo porque, según él, la banda ocupada mucho de su tiempo. Al recordar eso, Marianne comenzó a morderse la uña. Odiaba ese hábito de Paul, y odiaba que se lo hubiera pegado.

- Si no llegas McCartney…- derramo una lágrima. – Tal vez no vuelva a verte.- miro con desesperación la ventana. – Lo peor de todo… es que…- sonrió levemente, secando la lágrima en su mejilla. – Es que no sabes que me voy…- tomo un pequeño sorbo de café y empezó a contar los mosaicos de la pared.

Diez minutos, solo eso le daría, diez minutos más. No podía esperarlo más tiempo, ya que debía terminar los detalles del viaje. La señora, desde la caja registradora, observaba a Marianne, que miraba impaciente la ventana. La vio crecer junto con Paul. Siempre iban a escuchar música y a tomar un helado. Suspiro y volvió a su trabajo. Marianne termino su café y dejo unas galletas sobre el plato. Quedaban cinco minutos y no había señales de Paul.

- Eres un… idiota.- pensó ahogando unas lagrimas.

Cuando pasaron los cinco minutos, dejo un billete sobre la mesa, que valía más que el café que se había terminado. Dejo ese billete por los buenos momentos que le dio estar ahí. Camino rápidamente hacia la salida. Pensó en despedirse de la señora del café, pero, ¿Acaso importaba? Siguió derecho su camino hacia la puerta. La señora preocupada, falló en su intento de llamarla y ver si estaba bien. Algo le decía que no vería a esa chica en mucho tiempo, ni al muchacho que siempre estaba con ella. Lucho fuertemente contra las lágrimas que amenazaban con salir durante el corto trayecto a su casa.

Anna estaba sentada en el pórtico de la casa de Marianne mirando el último atardecer que vería antes de dejar Liverpool. Muchas cosas ocupaban su mente, una de esas era John Lennon. Trato muy poco con él, solo cuando iba a sus presentaciones o a la casa de Paul con Marianne. Él le decía la chica de morado, ya que siempre la veía con ese color en la ropa. No lo hacía apropósito, simplemente vestía así. Al recordar eso, Anna sonrió levemente y suspiro. No sabía si John conocía su nombre, o tal vez si lo sabía, pero Lennon era tan especial para ella, que nunca le molesto su sobrenombre. No sabía el porqué, pero estaba demasiado confiada en que Lennon y los demás chicos serian exitosos en Inglaterra, pero no iba a estar para ver eso. Cuando el sol se oculto, fue cuando regreso a la realidad.

- Marie…- pensó y se levanto de su lugar. Miro a ambos lados de la calle y la vio caminar, a paso lento y con la mirada en el suelo. Camino hacia ella y la abrazo.

- No fue… falto…- Marianne no pudo contener mas sus lagrimas. Anna la abrazo fuertemente y acaricio su cabello.

- Es un idiota… no llores por él.- le decía en voz baja mientras Marianne suspiraba entre sus lagrimas.

- No sé si lo voy a ver de nuevo… Annie… me siento tan mal.- los sollozos de Marianne se hacían más fuertes al imaginar no ver más a McCartney.

Jim, que llegaba de su trabajo, vio a las chicas en la mitad de la calle y suspiro.

- ¿Que le hizo Paul?- pregunto algo preocupado.

- Nada Jim… quería entregarte el bajo antes de irme.- respondió Anna mientras Marianne se limpiaba las lagrimas.

- Es un regalo, un recuerdo.- dijo Jim y Anna sonrió. – Marianne, para ti también tengo algo. Es una guitarra, pasa por ella antes de que se vayan.- Ambas asintieron y Jim se despidió mientras entraba a su casa. Las chicas se miraron y sonrieron.

- Lo voy a extrañar…- dijo Anna mientras entraban a la casa Dashwood.

- ¿A Jim o a John?- pregunto Marianne, ya calmada.

- A Jim… no puedo creer que Paul sea su hijo.- respondió Anna mientras acomodaba su equipaje en la sala de estar. Marianne sonrió y entro a la cocina.

- Mañana a esta hora estamos camino a Estados Unidos.- dijo pensativa y Anna sonrió.

- Yo creo que ya estaríamos llegando.- Marianne asintió y dejo un poco de agua en la estufa.

- Mis padres vendrán por nosotras mañana para llevarnos a la estación de trenes.- dijo Anna, mientras sacaba unas galletas de la alacena. – ¿Sabes que también extrañare?- dijo mientras se llevaba una galleta a la boca.

- ¿A John?- pregunto Marianne, con riesgo de recibir un golpe de Anna.

- Eh… no. El té.- respondió Anna algo molesta. Marianne no pudo evitar reír por la reacción de Anna, retiro el agua y preparo el té.

- Annie, ¿viste a John hoy?- pregunto inocente Marianne y Anna le arrojo una galleta.

- ¿Podemos dejar el tema de John? Y no, no lo vi.- respondió Anna molesta y tomo su taza de té.

Las chicas tomaron el té en la sala de estar y luego se retiraron a la habitación de Marianne, para arreglar lo que les faltaba. Los padres de Marianne llegaron casi a la medianoche y pasaron a saludarlas y pasar el poco tiempo que tendrían juntos antes del viaje. Después de la medianoche, las chicas se fueron a dormir, mientras escuchaban un LP de Elvis. Marianne, recostada en su cama, volvió a pensar en Paul y suspiro. No podía dormir, y no era emoción, simplemente, estaba algo decepcionada de Paul. Casi le rogo para que asistiera a esa cita, y el falto, como si su amistad no le importara. Las lágrimas volvieron a asomarse. Suspiro tratando de no llorar y Anna la escucho.

- Deja de llorar y duerme.- Marianne sonrió al escucharla.

- ¿Llevamos más de una hora acostadas y sigues despierta? ¿Piensas en Lennon?- pregunto y empezó a reír. Anna suspiro y se cubrió el rostro con la almohada.

- ¡Mejor cállate antes de que te mate aquí!- grito, ahogándolo con la almohada. Marianne dejo de reír y suspiro.

- Lo bueno es que… estaremos juntas.- dijo en voz baja. Anna sonrió levemente y se acomodo para dormir.

- Ni creas que te dejare en paz Marie…- dijo y cerró los ojos. Marianne al escuchar, sonrió levemente y cerró los ojos igual. No paso mucho para que se quedaran dormidas. 

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Vale!... ¿donde estas? xD perdóname por publicar... no aguante!!!... 

Hola mis lectoras, ¿Como andan?... bienvenidas a este viaje Mágico y Misterioso *-* ... espero les guste la historia... es algo cursi, pero que se puede hacer?, ya me acostumbre a escribir así jajaja xD. Gracias por leer y recuerden que pueden insultarnos en los comentarios. Las quiero! xD