jueves, 21 de abril de 2011

Cap. 6 (Keep On Growing)


Pasaron cuatro años desde que Marianne y Anna llegaron a Estados Unidos. Sus notas siempre fueron las mejores de la clase, y cuando tuvieron que iniciar practicas, eligieron hacerlas en la revista Vogue, muy conocida en el mundo de la moda. No fue porque a las chicas les gustara mucho eso de ir a la moda, fue porque a Anna le ofrecieron un puesto y lo acepto, recomendando el trabajo de Heather y Marianne, que también gusto mucho en la revista, que no solo quería incluir modelos, también buscaba reporteras en diferentes campos, incluyendo cocina, donde Rowena iba a iniciar sus prácticas, ya que su carrera tenía un año académico menos que el de las demás.
Al finalizar sus prácticas, las chicas se graduaron, Heather y Anna con honores y desde que empezaron a trabajar en serio con la revista, viajaron a New York. Vivian cerca del Central Park, en un edificio algo exclusivo, pero que las chicas podían pagar gracias a su buena remuneración en el trabajo, ya que no eran solo reporteras, eran editoras de la sesión que les correspondía, menos Anna, que era la encargada del departamento de diseño de la revista. Buena paga, vivían bien, pero el trabajo en la revista era frustrante, tanto que Marianne se obsesiono con esto.
Los padres de Anna, que celebraban 30 años de matrimonio decidieron ir a celebrarlo a la Florida, cosa que a Anna le alegro mucho y aunque sabía que haría mal tercio, pidió vacaciones para ir a ver a sus padres, ya que desde que dejo Inglaterra no los veía. Dos semanas después de que Anna viajara, el jefe de las chicas, literalmente, obligo a Marianne a tomarse unas vacaciones, enviándola a Miami.
The Beatles, esta vez conformado por John, Paul, George, y ahora el nuevo baterista, Richard Starkey o “Ringo Starr” llegaban a Miami, después de tres días de presentaciones y viajes entre Washington y New York. Las fans de Miami los recibieron y tenían instrucciones falsas del hotel donde se iban a quedar. Brian, el manager, había decidido separarlos en hoteles diferentes y dos días después llegaran al hotel principal, donde Paul se iba a quedar desde el principio… y donde Marianne llegaría a “disfrutar” de sus vacaciones obligadas.
Marianne, ahora que tenía 23 años, vestía algunos diseños de Mary Quant, sobre todo sus llamativas minifaldas, cosa que agradecía ahora que estaba de vacaciones en Miami. Al llegar al hotel, se acerco a la recepción, y con una sonrisa fingida se dirigió a la recepcionista de turno.
- Buenas… tengo reservación de la revista Vogue… Marianne Dashwood.-
La recepcionista miro su look y sonrió levemente.
- Claro, piso 10 habitación 1002.- respondió la recepcionista y le paso la llave de la que por sus vacaciones seria su lugar de descanso.
Marianne tomo su llave, y un botones tomo su equipaje y ambos se dirigieron a la habitación. Al llegar, Marianne le dio 5 dólares de propina al botones y este le agradeció con una sonrisa. Era una habitación algo grande, sus paredes estaban pintadas de celeste y blanco y las baldosas del suelo eran color celeste. La cama, doble y con sabanas del color de las paredes y dos almohadas blancas y la puerta del baño, del mismo color que las paredes, camuflándose para hacer armonía en la habitación. Le gustaba, si, pero no era necesario que su jefe tomara tantas molestias para unas simples vacaciones que no durarían más de un mes, simplemente porque ella no lo quería asi.
Después de acomodarse en la  habitación, sintió que su estomago pedía comida. Fue cuando recordó que esa mañana no quería volar y como se le hizo algo tarde, no alcanzo a desayunar, y la aerolínea solo ofreció una bolsa de maní en el vuelo.
- Egoístas.- dijo en voz baja y salió de la habitación camino al comedor.
Paul, que pasaba inadvertido en el hotel, sintió hambre, ya que en Inglaterra, a esa hora estaría cenando.
Se encontraron en el elevador, pero Marianne iba tan distraída pensando en cosas de la próxima edición de la revista que no se dio cuenta del chico que iba con ella en el elevador. Paul, por su parte, la miraba algo curioso. Se le hacía familiar ese rostro. No la reconoció ya que había cambiado su estilo, su cabello era un poco más rubio y corto, y su rostro, con un maquillaje ligero, había borrado un poco esa sonrisa que siempre la había identificado.
Se dirigían al comedor. Paul se detuvo para verla bien.
- Esta linda…- pensó y siguió caminando.
Le gustaban las chicas que usaban las nuevas minifaldas que Mary Quant había sacado. Agradecía ese diseño, y a la chica que el observaba le lucia esa minifalda color blanco. Marianne seguía su camino al comedor y empezó a sentirse incomoda, sin saber por qué. Paul se acerco a ella de forma discreta al llegar al bufet del hotel y pidió lo mismo que ella había pedido: Lasagna con una porción de pan y un refresco dietético.
En todo el comedor, que contaba con más de 10 mesas, solo encontró una mesa vacía. Marianne suspiro y se sentó en esa mesa, al lado de una ventana en la que se podía ver el mar.
- ¿Puedo sentarme?... todas las mesas están ocupadas.- la voz del chico se le hizo familiar. Era el mismo que venía con ella en el elevador.
- Claro…- respondió ella, llevando un pedazo de pan a la boca.
- James… ¿Y tú?- saludo el chico.
- Perfecto… ahora un Casanova.- pensó ella y sonrió levemente. – Marianne.-
Paul soltó el pan que tenía en su mano. La chica era Marianne, Marianne Dashwood. Su mejor amiga, la chica con la que creció, con la que compartió tantos secretos, y a la que dejo de lado porque simplemente era un idiota. Siempre, todos los días, desde que se levantaba se recordaba eso. “Eres un idiota”
- ¿Marianne Dashwood?- pregunto para confirmar.
- Eh… si.- respondió ella algo distraída.
- ¿Marianne Dashwood de Liverpool?-
- Ok, esto me está asustando…- dijo ella mirando al chico. Su rostro era familiar.
- ¿Marianne Dashwood de Liverpool, amiga de Anna Bennet y vecina de Jim McCartney?-
- ¿Quien carajos eres?- pregunto ella, mientras se levantaba de su silla.
- ¿No me reconoces?... soy Paul McCartney.-
Lo miro detenidamente. Sus labios, sus ojos, la forma de su rostro y su hábito de morderse las uñas, que siempre lo odio y ahora lo hacía.
- Que corte tan tonto.- dijo ella, tomando asiento y tratando de parecer calmada.
- Es lo que se usa en Alemania.-
- Pues, es tonto.-
Paul sonrió al escucharla. Ver a su amiga después de cuatro años fue una sorpresa para él, pero ahora estaba más tranquilo, al saber que estaba bien.
- Y… ¿qué es de tu vida?-
- Lo normal, deje Inglaterra, vine a estudiar aquí, ya me gradué y trabajo para una de las revistas de moda más importante…-
- Claro, eso es lo normal… por cierto, gracias por despedirte de mí.-
Marianne, que en ese momento llevaba el tenedor con una porción de lasagna a su boca, se detuvo, bajo el tenedor y suspiro, fingiendo nuevamente una sonrisa.
- ¿Qué?... más bien, yo debería agradecerte el haber cumplido esa cita McCartney… permiso.-
Se levanto de la mesa y camino acelerada al elevador. Miles de cosas pasaban por su cabeza, su infancia con él, cuando se graduaron de la primaria y cuando fueron aceptados en sus colegios, cuando conoció a Lennon, su cumpleaños 16 que el olvido, el día de la cita… No lo odiaba, no podía, pero tampoco podía perdonarlo. Lloro muchas veces por su culpa, pero esas lagrimas la hicieron la chica exitosa que era en ese momento. Llego al elevador y Paul la alcanzo.
- Marie…- dijo mientras entraba al elevador con ella.
- Déjame en paz McCartney…- dijo ella dándole la espalda.
No podía verlo, sabía que iba a llorar de nuevo.
- Maldición… Anna, te necesito aquí.- pensaba ella mientras se mordía los labios, hábito que tenia Anna y que ella aprendió.
Paul se alejo de ella. No, no era la misma Marianne que dejo Liverpool hace casi cinco años atrás. Era más seria, había dejado su forma de ser alegre y ahora era una mujer a la que no reconocía.
- ¿Que te paso?- pensó en voz alta y Marianne volteo a mirarlo.
- Crecí, es todo.- dijo y bajo del elevador un piso antes.
Suspiro, tratando de ahogar varias lagrimas que querían escapar. Todo iba tan bien, se supone que lo había superado. El día que escucho I Want To Hold Your Hand, estaba en la oficina con Anna y ambas los reconocieron en seguida. Habían cumplido su sueño, era algo que las hacia felices, pero decidieron ignorarlo, ya que a las dos les hacia mal saber de ellos, o asi lo pensaba ella. Froto sus ojos con ambas manos y busco las escaleras, para subir a su habitación. Llamaría a New York, pediría el numero de donde sea se estuviera quedando Anna y la obligaría venir a Miami. No podía estar sola, sabiendo que él estaba en ese hotel.
Anna, a dos horas de Miami, estaba cerca de un campo de naranjas disfrutando del aroma de ese cítrico.
- Annie, hija… es Marianne.- Anna miro a su mamá y sonrió levemente.
- Hasta que me encontró… gracias mami.-
Camino hasta la cabaña donde se estaban quedando y tomo el teléfono.
- Dime Marie…-
- Anna, te necesito en Miami ahora…-
- ¿Estás bien? ¿Estás llorando?-
- Anna… por favor…-
- Salgo en dos horas, resérvame habitación donde sea que te estés quedando.-
- Gracias Annie.-
Marianne le paso la dirección del hotel y cortaron la llamada al tiempo. Anna arreglo sus cosas y se despidió de sus padres, que viajarían dos días después a Inglaterra. Dos horas y media después, Anna salió camino a Miami en autobús. Le preocupaba Marianne, solo habían dos cosas que podían ponerla mal ahora: Que la despidieran o encontrarse con Paul. Y para ella era algo ilógico la segunda. Dos horas de viaje, Anna llego a Miami, y quince minutos, al hotel.
Marianne la esperaba sentada en el lobby y al entrar, corrió a donde ella estaba.
- Es… horrible.- dijo ella con los ojos un poco rojos.
- ¿Estuviste llorando?... que paso.-
Marianne tomo aliento y empezó a llorar nuevamente.
- ¿Porque nadie me dijo que Paul se estaba quedando aquí?- Anna la miro confundida.
- ¿Segura?- pregunto aun confundida.
- ¡Que si! Hace cuatro horas hable con él y… ¡ahí viene!-
Paul, que traía una polera celeste y un pantalón de mezclilla caminaba hacia la salida del hotel, noto a Marianne que se escondía detrás de una chica que vestía de forma similar a la modelo mod Twiggy, lucía un vestido morado corto y unos zapatos cerrados, sin calcetines debido al calor. Su cabello era lizo, largo y negro, con algunos reflejos de color morado. Se le hacía familiar ese rostro, y cada vez que se acercaba, más conocida era esa chica.
- Anna Bennet.- saludo de forma cordial.
- McCartney… tanto tiempo.-
Ambos sonrieron. Si, Anna había cambiado también durante esos cuatro años, aunque no había dejado su extraño gusto hacia el color morado, y ahora lo llevaba en el cabello. Se le hizo bonita, y no sabía porque no lo había notado años atrás.
- Marianne, acompáñame a registrarme… un gusto McCartney.-
Anna tomo su equipaje y a Marianne, alejándose de Paul. McCartney, sonrió al verlas alejarse y continúo su camino a la reunión con los demás Beatles.
Anna se registro, y subió a su habitación, que quedaba un piso arriba de la habitación de Marianne y un piso debajo del que sería “el piso Beatle”. Se acomodo y salió con Marianne a caminar por las calles de Miami, para que se distrajera un poco del asunto “McCartney”.
Paul camino tres calles abajo del hotel y entro a una cafetería sencilla. Cuatro hombres estaban sentados en una mesa tomando té helado y discutiendo sobre música.
- A que no adivinan a quien acabo de ver…- dijo Paul, sentándose en la mesa con ellos.
- ¿A una hermosa chica?- pregunto el más joven del grupo.
- A dos, diría yo.-
- ¿Compartirás?- pregunto el chico de ojos azules.
- Las conozco…-
- ¿Conoces a alguien de aquí?- pregunto un chico de cabello claro, que en ese momento llevaba lentes de sol.
- No son de aquí, son de Liverpool.
- Me retiro, lleguen al hotel de Paul, yo me encargo de que lleguen las cosas.-
- Ok Brian amor, nos vemos.-
- Lennon… Jodete.-
Los cuatro chicos empezaron a reír, pero cuando recordaron el tema, los tres que estaban antes ahí miraron a Paul.
- Ya McCartney, a quien viste- dijo impaciente el menor del grupo.
- Dashwood y Bennet.-
- ¿A quién?- pregunto el de ojos azules.
- No las conoces… pero Harrison y Lennon si.-
- ¿Bennet?- pregunto Lennon confundido.
- ¿Anna esta en Miami?- pregunto emocionado Harrison.
- ¿Quien es Anna Bennet?- volvió a preguntar Lennon.
- La chica de morado.- respondieron McCartney y Harrison a tiempo.
- Ahh… ella. Era linda.- Lennon llevo el vaso de té a su boca, ocultando una sonrisa.
- Ni idea de quienes hablan.- volvió a decir el de ojos azules.
- Ritchie, que no las conociste.- respondió Harrison.
- Con razón… ¿vamos al hotel?- dijo Richard emocionado al saber de que habían chicas de Liverpool hospedándose ahí.
Pagaron la cuenta y salieron de la cafetería, caminando con un paso algo acelerado, pero lo suficientemente lento para que no parecieran desesperados.
Marianne y Anna volvían al hotel con sombreros y lentes de sol nuevos. Marianne estaba sonriendo, cosa que no hacia seguido desde hacía dos años.
Se encontraron en la entrada del hotel. Anna bajo sus lentes y sonrió levemente.
- Georgie…-
Harrison se sonrojo al verla. Había cambiado, y estaba más bonita que cuando la conoció.
- Annie… tanto tiempo.-
John noto las miradas de los dos e interrumpió.
- ¡Chica de morado!-
Anna lo miro y se quito el sombrero y los lentes de sol. Lennon esperaba todo, menos verla asi. Aun usaba su color, pero ahora le lucia más que antes.
- ¿Y Pete y Stu?- pregunto Marianne algo curiosa.
- Ahm… Marie… Stu murió en el 62.- respondió George bajando levemente la mirada.
- ¿Qué?- preguntaron las dos chicas al tiempo.
- Tuvimos una pelea en Alemania y… eso dejo secuelas y murió.- respondió Lennon algo nostálgico, pero recupero su sonrisa rápidamente. – ¿Y que las trae a Miami?
- Un avión.- respondió Anna inclinando un poco la cabeza.
Richard, George y Paul empezaron a reír con el comentario.
- Ja, ja… graciosa.- dijo Lennon esquivando la mirada de Anna, que de cierta forma lo intimidaba.
- No respondieron por completo mi pregunta… ¿y Pete?- interrumpió Marianne algo molesta.
- Ahm, en Liverpool.- respondió Paul.
- Y tu eres…- Anna miro al más bajo del grupo.
- Richard… hey, ¿cómo que no saben quién soy?-
- Lo siento, es que por razones personales decidí que no escucharía a The Beatles… si se quién eres y me gusta como tocas la batería.-
Starkey sonrió con el comentario, cosa que hizo que Marianne y Anna suspiraran y los tres sintieran celos.
- Bueno… permiso, tengo que llamar a New York para arreglar un asunto con la revista… Marianne…-
Marianne asintió y siguió a Anna, entrando al hotel. John bajo sus lentes y sonrió.
- Bueno… quien iba a saber que las encontraríamos aquí.-
Los tres chicos miraron a John y sonrieron. No, no sabían que las iban a encontrar ahí, para todos fue una sorpresa, menos para Starkey, ya que no las conocía. Paul se sentía incomodo con la nueva forma de ser de Marianne, a John le llamaba mucho la atención Anna y George, recordó su amor adolecente.
Anna y Marianne llegaron a la habitación de Anna, mientras ella temblaba. Nunca pensó que lo volvería a ver, estaba más apuesto, mas alto y mas…
- Idiota.-
Marianne sonrió con el comentario de Anna y se sentó en su cama.
- ¿Que asuntos tenemos con la revista?-
- Ninguno, me sentí incomoda.-
- Ya veo…-
- El baterista esta lindo.-
Marianne miro a Anna sonreír mientras se mordía levemente su labio, era la expresión que tenía cuando algo le gustaba. Fue la expresión que tuvo cuando salió con Pete Best. Anna era reservada, pero aun recuerda cuando le conto cuando salió con Pete, días después de que los chicos ensayaran en su casa.
Flashback
Anna acompaño a los chicos a la salida de la casa Dashwood después de que ellos terminaran su ensayo. El último en salir fue Pete, el baterista de The Quarrymen. Anna lo miro y sonrió. Algo de él le atraía y no sabía que era.
- Anna…-
Pete miro a la camioneta, en la que los chicos subían su batería y los demás instrumentos.-
- Si, dime.-
- ¿Te gustaría salir mañana?-
- Ahm… claro.-
Pete sonrió con la respuesta de Anna. Se le hizo una chica seria e interesante, además, le gustaba esa pequeña manía de ella con el color morado, que hoy llevaba en su cintillo y falda hasta la rodilla.
- Romeo, deja a tu Julieta y vámonos.-
Grito Stuart, haciendo que Anna se sonrojara, Pete sonriera y que George y Lennon se molestaran.
- Entonces, paso mañana por ti… ¿dónde vives?-
- Vengo casi todos los días aquí.-
- Entonces vengo por ti. Nos vemos Annie.-
Pete salió del solar de los Dashwood sonriendo, John y George lo miraron molestos y Stuart sonreía al ver la cara de Pete.
- ¿Acepto?-
- Si, mañana salgo con ella… ¿No es bonita?-
George y Lennon lo mataban con la mirada. Estaban celosos, a George le gustaba desde que la conoció y Lennon, bueno, el no sabía porque lo estaba. Pero se le hizo raro que ella lo ignorara casi toda la tarde que estuvieron ensayando.
- Si lo es, ahora acelera.-
Anna vio como se alejaba la camioneta y suspiro.
- Entonces… saldrás con Best, chica de morado.-
Marianne se acerco a ella y Anna sonrió.
- Si… es lindo.-
- ¿Y Lennon?-
- Se fue con ellos.-
Ambas empezaron a reír por lo que acababa de concluir en ese momento. Los chicos que les causaban dolores de cabeza habían ensayado en esa casa, interrumpiendo su tarde de chicas y además, Anna acepto salir con el baterista del grupo. Marianne entro a la cocina para terminar de limpiar y Anna se sentó en el sofá, donde horas atrás estuvieron hablando con los chicos. Sonrió mientras se mordía el labio.
- No sería mala idea… total, parece que le gusto.-
Fin del Flashback

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No estábamos muertas! xD 
Anna aquí ~ Perdón por no subir... es que me dio pereza!... pero Marianne volvió para recordarme que debo subir xD... espero les guste el capitulo. Nos leemos ~

2 comentarios:

  1. OK... queda mal si digo que envidio a Anna???
    Bueno, ya lo dije -.-' LA ENVIDIO, más que nada por George... Pobre Marianne, si hace falta em meten en el fic para que le pegue una buena trompada :D En serio, es un Beatle... diría poca cosa, pero son mis dioses (? ME ENCANTAAAAAAAA
    Besos

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  2. Ese Paul!! medio que lo odio!! xD jajaja
    y Marce por Dios!! tienes enamorados a John, George y saliste con Pete.. encima encuentras lindo a mi Ritchie!! xD jajajaj xD
    muy bueno el capituloo!!!
    me encanto lo del reencuentro!!!
    muy genial!!!!!
    las quiero mucho hijitas!!! :)

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